miércoles, 23 de marzo de 2016

EL PAPA, COMO SOLUCIÓN Y COMO PROBLEMA EN LAS PALABRAS DE JESUCRISTO



Para que nadie se engañe...


Para conocer el mínimo de sabiduría necesaria para fundar una organización, basta con observar como procede un grupo de niños para formar un equipo, y veremos cómo, en un primer paso, comienzan por elegir a un capitán.

¿Cómo entonces suponer que la Sabiduría Divina debiera ser inferior a la infantil?

Enfaticemos el punto por medio de los hechos históricos.

Los niños saben que un capitán es necesario para que su equipo pueda actuar en conjunto; y la unidad de mando es lo indispensable en el mundo adulto y en todos los mundos imaginables. Y si esto es indiscutible para los niños que quieren ganarle al equipo contrario, una meta menor, ¿qué decir cuando la meta NO PUEDE SER OTRA QUE LA CONQUISTA DEL MUNDO ENTERO?

Esta es la meta, la única meta puesta por Nuestro Señor Jesucristo a Su Iglesia: Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado se salvará; pero el que no crea se condenará”. (Marcos 16:15-16) Y estas mismas instrucciones, finales y terminantes dadas en el momento de Su Ascensión aparecen también en Mateo 28:19. ¡No podía ser de otra manera! Ya que negar el derecho implícito en ella equivale a negar la divinidad de Jesús, pues solo Dios puede reclamar el mundo entero para sí sólo, con la exclusión definitiva de todos los demás, dado lo cual advierte: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. (Mat 12:30).

El Evangelio destaca la gravedad de la Reforma Protestante que conllevó el rechazo de su meta esencial: LA UNIDAD DE MANDO PARA CONQUISTAR EL MUNDO; así como el fraude de los que continúan desparramando, Biblia en mano, su desfachatez y apostasía, para desparramar en mil sectas el contenido de un solo libro que no da para ninguna; dado, precisamente, lo que la magnitud de la empresa requiere. Sustituir la unidad de mando con el instrumento (la Biblia) para que sin el papa pudiera pulverizarse en sectas que lo impidieran, fue el plan satánico. El divide y vencerás aplicado al evangelio para frenarlo, e impedirlo, POR MEDIO DEL USO INDEPENDIENTE DE LA ESCRITURA contradice, obviamente, la Voluntad Divina de Jesús claramente ESCRITA EN LA BIBLIA MISMA:

Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo también te digo que tú eres Pedro (Petrus = roca), y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos. (Mat 16:17-19)

El papa es, por tanto, el primer requisito sine qua non para aquellos que quieran incorporarse a Jesucristo como cristianos.

Estamos, por tanto, ante un paradigma, un modelo eximio de delegación de autoridad. ¡Y no más faltaba, tratándose del papabile de Dios Padre! Sin embargo, era tan solo la primera parte de la misma, siendo su complemento hasta de mayor importancia como lo significativo del evento reclamaba. De manera que, cuando el recién nombrado tuvo la audacia de tomar la iniciativa por contradicción, en vez de someterse humildemente a la voluntad del Padre como su encumbramiento exigía, que recibió la deposición más dura con las palabras más severas que registra la historia; más fuertes que cualquiera que tuviera que escuchar Judas Iscariote hasta donde el Evangelio registra; una excomunión en los términos más indiscutibles y lapidarios al ser llamado, por el mismo Cristo, SATANÁS:

 Y tomándole aparte, Pedro comenzó a reprenderle, diciendo: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá. Pero volviéndose El, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque tu pensamiento no es el de Dios, sino el de los hombres.” (Mat 16:22-23)
 
Estas palabras del Evangelio señalan el lugar propio de Pedro y de todo papa en relación a Dios. Al Vicario le corresponde una subordinación total. No puede haber mayor peligro para la Iglesia que el que representa un papa que se antepone, con su inferior criterio, a la Voluntad Divina. Lo había intentado Luzbel para terminar en Satanás y en el Infierno; Pedro se andaba metiendo en las mismas, y fue llamado, por los merecimientos del momento, con el mismo calificativo.

Esta escena, en continuidad inmediata con la anterior, recalca la importancia fundamental del papa, aunque ahora por el aspecto contrario; estableciendo y anteponiendo como primera exigencia que sea un VERDADERO papa por oponerse a los criterios de los hombres. 

En el momento mismo del nombramiento estaba viva en la memoria de Israel la figura y grandeza de los profetas; muertos, linchados diríamos hoy por los judíos, por tomar partido siempre por Dios contra los pecadores que preferían aferrarse a sus vicios rechazando a Dios. Así se los recuerda Jesús:

¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas…” (Mat 23:37) “¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que antes habían anunciado la venida del Justo, del cual ahora vosotros os hicisteis traidores y asesinos” (Hechos 7:52)

Y Jesucristo lo predicaría con el ejemplo haciéndose perseguir y crucificar por los judíos:

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. (Mat 16:24-25)

Y la Iglesia viviría esta exigencia con la tortura y la sangre de incontables cristianos muertos en distintos tormentos, y arrojados a los leones en espectáculos públicos, cuya sangre unida a la de Jesús cimentaría sobre el Imperio Romano el Reino de Jesucristo y la Civilización Occidental. Alcanzaron la gloria y vencieron al mundo imitando al Divino Maestro, llamando a los judíos “Raza de víboras (Mat 23:33),” “sepulcros blanqueados (Mat 23:27)”; “hijos del Diablo (Juan 8:44)”. Y, a estas verdades se añadía un mandamiento excepcional: Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es Perfecto (Juan 8:44). A ese testimonio, a esta valentía está llamado el papa para ser Papa y no Satanás. Solo con esta actitud puede un papa resistir al mundo con su tentación de un aggiornamento por el cual queda la Iglesia y el Evangelio sometidos al mundo para sujetarse a las perversiones del mundo, en vez de renovar al mundo.

El Evangelio comprende toda la teología del papado; ya que la teología es por definición la inteligencia aplicada a la Sagrada Escritura; donde la Biblia procede de Dios, y la inteligencia humana, mucho más débil, y sospechosa necesariamente de yerros humanos tiene que ser corregida continuamente por la Biblia misma a cuya letra debe por definición ajustarse. Ningún papa puede, por tanto, alterar la Escritura como demuestran las duras palabras de Jesús; ya que al provenir la Escritura del Padre, ni el mismo Jesús puede alterarla: “El Padre es mayor que yo (Juan 14:28)”, y por consiguiente la inerrancia corresponde a la Escritura: “Si a aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses (y la Escritura no se puede violar)” (Juan 10:35), la misma importancia da Jesús a la Escritura cuando enfrenta a Satanás en el desierto: “porque escrito está” es el argumento invencible de Jesús en los tres casos que se presentan. Así vence al Diablo honrando al Padre con esas mismas palabras. (Mat 4:6 – 7 y 10). Por ello, Todos los papas legítimos están sujetos al mismo juicio que Nuestro Señor ejerció sobre el primer papa, y en los mismos términos que para ello se fijaron allí. Todo papa está sujeto a la Escritura, a la que debe subordinarse siempre. Debe, de presentarse el caso, interpretarla; pero jamás contradecirla si ha de ser Pedro y no Satanás. Queda en claro, por tanto, el conjunto unidad indisoluble que debe regir a la Iglesia, LA SAGRADA ESCRITURA JUNTO CON EL PAPA, Y LA SUBORDINACIÓN INDISPENSABLE DEL PAPA A LA MISMA VERDAD ETERNA FIJADA POR LA ESCRITURA.


LOS PAPAS COMO PROBLEMA

Llegaría el momento en que en vez de papa habría Satanás en la Iglesia. Ya no se mencionaría al pecado como pecado. El Infierno y el Purgatorio se olvidarían para completar la devastación del discernimiento. Así estaba previsto y anunciado en la Sagrada Escritura. Y es Jesucristo mismo quien lo anuncia: Por tanto, cuando veáis a la ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en EL LUGAR SANTO (el que lea, que entienda)” (Mat 24:15) habría llegado el final de los tiempos.

Lugar santo solo puede haber uno, en la conjunción subordinante entre la Sagrada Escritura y el Papa: la Iglesia Católica; por lo cual “lugar y no lugares, santo, y no santos”.

La abominación en la Sagrada Biblia hace referencia a los pecados graves que hacen de quien los comete un abominable para Dios; un rechazado por Dios a muerte: “Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos” (Lev 20:13). Y al Infierno eterno: “Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apoc 21:8)

Desolación describe a un desierto, aquello que la gente abandonó por haber perdido su atractivo de santidad, al hallarse en ella lo abominable. Descripción de la Iglesia de hoy que en vez de mostrar el Reino de Cristo muestra lo contrario, lo que la juventud por cientos de millones tiene en el abandono con las iglesias cerrando y vendiéndose a los musulmanes que las convierten en mezquitas. Esta es la situación, el desierto actual en Europa, EE.UU., y Canadá.

He aquí la explicación de la dureza de las palabras de Jesucristo dirigidas al papabile del Padre mismo. Si tanto así cayó sobre San Pedro, ¿no quedaban advertidos igualmente sus sucesores y la Iglesia en su conjunto, y no está dicha la razón? El aggiornamento es el nombre dado a la intención misma del Concilio Vaticano II, de ajustar a la Iglesia Eterna a las exigencias temporales del mundo y del momento. La Iglesia era invertida de manera satánica: Ya no se exigiría la conversión del mundo a Dios, ¡era lo de Dios lo que se debía convertir al mundo!

Y lo que era profecía desde Daniel respaldada por Jesucristo sobre su Iglesia quedaría confirmado, habiendo llegado el momento, por la Santísima Virgen en La Salette: “Roma apostatará de la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada”. Esto dicho en 1846 para su publicación en 1858, vio su consumación en 1958; cien años después con el magnicidio del papa Pío XII, que abrió las puertas al cónclave para el gran castigo del Concilio Vaticano II.

Pero un castigo previo caería sobre el Vaticano para dejar ante el mundo la reprobación total de Dios al papa que había despreciado el mensaje de Su Madre. El papa Pío IX, sobre el desprecio al mensaje de La Salette, cometería en rebeldía contra el Evangelio que lo prevenía con el “¡Quítate de delante de mí, Satanás! el atentado que sería fundamental para que, finalmente, pudiera la abominación de la desolación apoderarse de la Iglesia. Convocó a un concilio que sería el Concilio Vaticano Primero; y este Concilio proclamaría al mundo la autónoma infalibilidad papal. Y el castigo divino sería ante los ojos del mundo entero.

La Constitución Dogmática Pastor Aeternus estaba fechada 18 de julio de 1870. Para octubre del mismo año, Pío IX sería despojado de todas las posesiones que le quedaban en Italia, en particular del Lazio, que comprendía obviamente toda la Ciudad de Roma. De octubre de 1870 hasta el 11 de febrero de 1929 en que se firmó el tratado con Italia que daría nacimiento al actual mini estado del Vaticano actual, los papas serían meramente tolerados como inquilinos sin derechos en los terrenos que hoy ocupan. Es cierto que el movimiento revolucionario para el despojo total de la Iglesia de lo que habían sido los Estados Papales que abarcaban una elevada porción del centro norte de Italia venía de tiempo atrás. Estos territorios databan del año 754, y su integridad llegaría hasta 1791. El gran despojo de los mismos, por tanto, databa de Napoleón Bonaparte, e iría en aumento a grandes “mordidas”; pero todavía en 1860 gran parte de los mismos había sido restituida a la Santa Sede por los franceses. No es cosa, por tanto, de suponer que el despojo total tuviera que ser inevitable y menos al grado que lo fue. Por otro lado, La Santísima Virgen en La Salette da la justifica-ción del largo proceso en 1846 a saber: Ya no quedaban sacerdotes dignos de oficiar el Santo Sacrificio de la Misa. Ha sido la única aparición de la Virgen en que derramaba lágrimas desconsolada sin cesar. Los demás castigos anunciados por Ella sobre el mundo pueden describirse como la ira de Dios dando principio al Apocalipsis: el desarrollo de nuevas armas (la primera ametralladora data de 1861), armamentos fabricados en serie, y revoluciones socialistas para desestabilizar las mentes y las instituciones se vendrían sobre la humanidad desde entonces.

Y siguiendo la regla del desarrollo orgánico de la cizaña y el trigo (Mateo 13:24-30), la decadencia eclesial que venía desde Luis XIV posponiendo la consagración de Francia al Sagrado Corazón de Jesús, lo que según Jesús mismo dio lugar al éxito de la Revolución Francesa, se acentuaría con la misma devastación revolucionaria. En cuanto al nuevo castigo anunciado, este correría del anuncio del Secreto de La Salette en 1846, hasta 1858 en que debió anunciarse; y de allí hasta 1958, cien años después en que Pio XII es asesinado para que Juan XXIII iniciara los trabajos del Concilio Vaticano II.



LA CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA PASTOR AETERNUS

Contra la advertencia del ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Como aparece en (Mat 16:22-23) pretender la infalibilidad papal era incomprensible; pretenderlo contra el: “Cuando viereis la abominación de la desolación en el lugar santo” ya era francamente insostenible; pero pretenderlo a pesar del anuncio de la Santísima Virgen en La Salette sobre: Roma apostatará de la fe y se convertirá en la sede del Anticristo, eso, ¡ESO…! No solo abría el apetito a los revolucionarios para que se apropiaran del papado con premio de infalibilidad creída y extendida universalmente. Resulta doblemente injustificado, ya que ¡lo hizo cuando se estaban apropiando de todo lo que tenía! ¿Podía haber tenido una advertencia más clara?

Veamos el contenido de la Constitución Dogmática que aquí se transcribe; y como, en un principio guarda, efectivamente, la debida prudencia en los numerales 5 y 6:

“Los pontífices romanos... han definido como doctrinas para su debida observancia aquellas que, por la gracia de Dios, sabían estar acordes con
    • La Sagrada Escritura, y
    • Las tradiciones apostólicas.
Ya que el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro no para que, por revelación pudieran dar a conocer alguna nueva doctrina,
o    Sino para que, con su divina asistencia, pudieran religiosamente guardar y fielmente exponer la revelación, o depósito de la fe transmitido por los apóstoles.

Hasta aquí muy bien. La Sagrada Escritura y la Tradición sujetan a ellas al pontífice. El problema se suscita por su contradicción como aparece al final:

o    Nos, enseñamos y definimos como dogma divinamente revelado que:
§  Cuando el Romano Pontífice habla EX CATHEDRA,
§  O sea, cuando,
1.     En el ejercicio de sus funciones como pastor y maestro de todos los cristianos,
2.     en virtud de su suprema autoridad apostólica,
3.     define una doctrina sobre la moral o la fe para su observancia por toda la Iglesia Universal,
§  posee,
§  por la asistencia divina que le fuera prometida en el bienaventurado San Pedro,
§  la infalibilidad que el divino Redentor quiso para su Iglesia en la definición de todo lo concerniente a la fe o a la moral
§  Por lo cual, tales definiciones dadas por el Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables.


2.     De manera que, de querer alguno, Dios no lo quiera, tener la temeridad de rechazar esta definición nuestra: sea anatema.

¡Lo que constituye, de hecho, una nueva doctrina!

No podemos negar ni la suprema dignidad apostólica del Obispo de Roma, ni la necesidad de su magisterio; ni de la asistencia especial del Espíritu Santo al mismo y en todos los casos, lo que no implica que un papa vaya, necesariamente, a aceptar dicha asistencia, o que no pueda rechazarla.  Hay, como hemos visto, y venido afirmando, una infalibilidad propia de la Iglesia por lo cual veremos primero en dónde aparece el error por omisión de lo esencial; en segundo lugar, cómo, con solo añadir lo esencial, tenemos una proclamación diferente que aclara el punto debidamente; y, en tercer lugar, podemos, por las consecuencias, valorar hasta dónde llega el daño causado, así como la necesidad de su reparación.

PRIMERO: El error, ya lo vimos, radica en que a partir de “nos enseñamos y definimos… para concluir con “son en sí mismas…  irreformables”; tenemos, lamentablemente, una declaración de independencia de las limitantes que dan su existencia formal misma al papado, y que son la Escritura y la tradición.

SEGUNDO: La formulación que sería procedente conforme al Evangelio es: “la infalibilidad que el Divino Redentor quiso para Su Iglesia mientras se conservara fiel a la Escritura y a la Tradición Apostólica, para definir lo concerniente a la fe y a la moral”. Este es el punto fundamental debido a la obligación del papa de someterse a la Escritura, ya que solo la Escritura es en sí misma infalible. El libro hace al maestro en este caso, al preceder al maestro que la recibe obligado, y quedando a ello juramentado, lo que excluye que sea al revés. El Oficio Pietrino se configura, por tanto, en la conjunción subordinante de la Escritura y la Tradición con persona del pontífice.

CONCLUIMOS EL PUNTO: Pastor aeternus abrió las puertas no solo a las aberraciones doctrinales del Concilio, sino a las aberraciones morales y mentales de todos los pederas-tas y cretinos imaginables, bastando, para ello, con un papa dixit; y hasta por omisión por un non dixit en materia grave. Lo hizo reinventado el papado. Lo hizo magnificando la figura del papa al grado de rebajar a Jesucristo a su nivel. De ahí la confusión de las gentes y su papolatría.


 LO QUE ABRIÓ LAS PROFECÍAS A SU CUMPLIMIENTO

“Porque el misterio de la iniquidad ya está en acción, sólo que aquel (San Miguel Arcángel) que por ahora lo detiene, lo hará hasta que él mismo sea quitado de en medio (2Tes 2:7) Se cumplió con el cambio en la misa ordenado por el papa Paulo VI que quitó la oración a San Miguel que se decía en todas las misas ordinarias en el mundo.

“y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. ─ Por esto, Dios les enviará un poder engañoso (el Concilio Vaticano II), para que crean en la mentira, a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la iniquidad. (2Tes 2:10-12)

Este poder engañoso manifiesto como el Concilio Vaticano II, tuvo por sustento la definición dogmática de la infalibilidad papal. Y hasta hoy, la mayoría acepta lo que diga el papa como si proviniera de la boca del mismo Dios; ¡como si Jesucristo hubiera fundado un papado superior a la Sagrada Escritura con poder para reescribirla a capricho! Como si el papa hubiera sido puesto por encima del mismo Padre Eterno y de Su Escritura Sagrada. Así los fieles, pobres ovejas sin pastores auténticos, con predicadores ya sin conocimiento de la fe, en vez de luchar sin armas prefieren abandonar los templos.

Pastor aeternus ha logrado la devastación. Ha acreditado el decir de cualquier papa para contradecir la Escritura. Todo delito se comete por acción o por omisión, o por ambas. Los daños se reciben, por consiguiente, de la misma manera. La conducta exigible a toda autoridad parte de discernir tajantemente entre el bien y el mal, para premiar en su caso el bien y para castigar el mal. ¿Qué decir entonces de la suprema autoridad pontificia alterando todo discernimiento como se observa hoy día? La efectividad de la conciencia moral tanto individual como social ha quedado destruida al negarse de manera efectiva, tanto por acción, como por omisión, la existencia del Infierno y del Purgatorio; al extremo de un Francisco que hace burla pública de la Justicia Divina cuando afirma que “Dios es demasiado bueno para castigarnos”. ¿Se puede ser bueno sin ser justo? ¿Se puede ser justo sin castigar? Al pretender poner a Dios en ridículo, suma una blasfemia más a todo lo dicho por el Concilio Vaticano II; obligándonos a recordar que árbol que crece torcido (sin milagro de por medio) ya no se endereza. ¡Todo estaba profetizado!

“Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave asquerosa y aborrecible”. (Apoc 18:2) 

La descripción es perfecta, y el nombre es preciso. Babilonia hace referencia al Talmud de Babilonia cuyo contenido parte de, y concluye sin falta, para producir esos mismos efectos que hoy vemos acentuados por los que mataron al último papa, a Pío XII, para sustituir la Biblia con el Talmud de los rabinos. Estamos ante el cumplimiento del Apocalipsis: Pederastas, homosexualidad sin condena, monjas “por el derecho a decidir” en comunión con el papa (ya que ni siquiera han sido públicamente excomulgadas). Un mundo enardecido por la pornografía, el Viagra promovido, y hasta cultos públicos a Satanás igualmente tolerados y publicitados. A todo esto, sin freno, ha conducido una acreditada infalibilidad de la tolerancia, respetuosa por omisión de todos los derechos a la libre expresión del Diablo. Esto han logrado los papas conciliares de Juan XXIII hasta Francisco. Esto lo ha acreditado la falsa inerrancia de Pastor aeternus produciendo papas sin los límites que la Biblia hace imposible. Destaquemos, la oscuridad total en que estaríamos hundidos, de no ser por la manifiesta reprobación de Dios a Pío IX, la claridad de las profecías cumplidas, y la letra del Evangelio.


El Apocalipsis al día

Las profecías, al cumplirse, quedan para la historia. Y su actualidad nos permite rastrear del pasado sus orígenes y concatenaciones para ver de frente a los responsables sin su disfraz. Los tramadores de siempre, como enemigos de Jesucristo que pretenden otro Mesías son los rabinos; y en su esfera religiosa combaten por necesidad, para poder triunfar, la fortaleza papal. Tomar el control, y posesión de la misma ha sido por siglos su meta; y como quien se hace del auto de lujo último modelo, las ventajas de apropiárselo y conducirlo como propio, en vez de destruirlo, ponen en claro la situación.

Más claro pone el asunto la historia del Concilio cuya meta fue la de ir más allá de prostituir a su jerarquía para acomodarla a su imagen como: “habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave asquerosa y aborrecible,” lo que describe perfectamente la esencia moral del Talmud de Babilonia. Su intención, de inicio, fue lograr el reconocimiento del judaísmo como religión al mismo nivel del cristianismo; para poder entonces, desde la máxima autoridad de un papa presidiendo un concilio, auto exonerarse de los cargos de deicidio, y así revestirse de la blancura sin tacha que los acreditara para gobernar a un mundo adormilado por el novedoso cantar de la sirena papal.
Toda esta maniobra contradijo de manera flagrante al Evangelio por partida doble: El deicidio parte necesariamente del hecho de que Jesucristo es Dios, condenado a muerte por Anás y por Caifás, los cuales no eran mayas ni romanos; a los gritos de una turba que a unísono votaba por dar vida a Barrabás, y porque la Sangre de Nuestro Salvador cayera como maldición sobre ellos, y sobre sus descendientes (tampoco fueron árabes ni persas los que gritaban). Pero los hechos históricos no era lo que les importaba, sino que se negara la divinidad de Jesucristo; y a esa apostasía se apuntaba todo el Concilio Vaticano II en su integridad, en todos sus cambios y documentos, y lo lograron:

La apostasía: “Roma apostatará de la fe, y se convertirá en la sede del Anticristo. La Iglesia quedará eclipsada.” (La Salette).

El Anticristo: ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.” (1Juan 2:22) Y solo ha habido un grupo a través de la historia que tiene como profesión y objetivo propio de la misma, el negar, por encima de todo y ante el mundo y ante la historia, y a través de la misma, que Jesús sea El Mesías (así se dice Cristo en hebreo: Mesías). Y ese grupo son los rabinos, los jefes religiosos de los judíos, los sucesores en línea directa de los fariseos que aparecen en el Evangelio.

¡Nada tenían que hacer los judíos en un concilio católico que ni siquiera estaba autorizado a aceptarlos como tales! Ya que estos habían sido rechazados en cuanto judíos por Nuestro Divino Salvador por su rechazo a la Ley del Padre dada por Moisés. ¿Cómo tomar por judíos a aquellos que ya en tiempos de Jesús habían apostatado, desconocido a Moisés, y se habían fabricado sus propias leyes (las costumbres de sus mayores) contrarias a las leyes divinas para luego cometer el deicidio?
¿Cómo podía un concilio eclesial resucitar como judíos a los que habían dejado de serlo en el siglo primero?
Desde la perspectiva cristiana, Jesús es judío nacido conforme a las profecías de los judíos para ser su Mesías, y esa era la única razón para la existencia del Pueblo Elegido. Una vez aceptado, tenían que haberlo seguido como cristianos. Era el fin de un pueblo primitivo para que, enriquecido sacramentalmente, quedara convertido en otro superior que gobernaría la tierra como lo hizo la Iglesia, imponiéndose al mundo por sus virtudes como Civilización Occidental Cristiana. Como es obvio, su rechazo a Dios terminó en entrega a Satanás; y así lo declara Jesús mismo en el Apocalipsis quitándoles el derecho a llamarse judíos:

"Yo conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que son sinagoga de Satanás."  (Apoc 2:9)

  “He aquí, yo entregaré a aquellos de la sinagoga de Satanás que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y sepan que yo te he amado.” (Apoc 3:9)

Dado lo cual es obvio, dadas las evidencias que, para cualquier chino, árabe, o quien haya vivido alejado de estos temas; que el hedor a falsedad que apesta todo el Concilio judaico, con todos sus documentos, ya no se podría quitar. Solo puede, por tanto, ser anatematizado.

Y para continuar con los hechos, sabemos que fueron unos cuantos miles los que lo siguieron para convertirse en la avanzada triunfante sobre la historia universal como sus apóstoles, sus discípulos, sus evangelizadores, sus obispos y sacerdotes, sus sabios, etc; mientras los demás caminaron a su destrucción combatiéndole siempre; tratando de borrar su nombre de la faz de la tierra, y llevando a la muerte a sus mártires con cargos de idolatría.

Se confirma por tanto el ridículo de un concilio, que pretendió que Jesucristo debería ser confirmado como judío en el sentido de los judíos actuales, y para acreditarse y cubrirse con ellos. Primero porque Jesucristo es Dios, demasiado grande, infinito de hecho, para pretender confinarlo a un solo pueblo, u origen humano; y peor, tratándose del único pueblo rechazado por Él. No importa que tanto hurguemos en el Evangelio, no encontraremos un solo elogio de Jesús a los judíos, como tampoco encontramos otra cosa que elogios a los romanos, y estos eran las fuerzas de ocupación.

Jesucristo condenó a los judíos a perder en definitiva el Reino de Dios:

“Por eso os digo que el reino de Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat 21:43) 

A muerte, lo que confirma el “en definitiva”:

“Pero a estos mis enemigos, que no querían que reinara sobre ellos, traedlos acá y matadlos delante de mí.” (Lucas 19:27)

Y se los cumplió. Sus ejércitos fueron los ejércitos romanos, su nuevo pueblo elegido, y sede para sus papas.

“Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad.” (Mat 22:7)

La historia registra tres guerras entre los romanos y los judíos entre los años 66 al 135 que aniquilaron a los judíos. Quedaría solo un pequeño grupo con vida, y no solo lo afirma la historia universal, sino que lo confirma el Talmud mismo en Gittin 57b. La narrativa en español puede adquirirse por Amazon “Las Guerras de los Iconoclastas” de este mismo autor. Hay versión Kindle para descarga inmediata.

Ese pequeño remanente de judíos pasaría su Talmud de Babilonia, el libro del Diablo (Apoc 29 y 3:9), a los reyes de una nación poderosa que habitaba en Rusia entre los mares Negro y el Caspio. Estos jázaros, o khazars como también se les conoce, eran turcos que tomaron las perversiones del Talmud tan a vicio que se convirtieron al judaísmo. Este Talmud puede descargarse completo, en inglés, de la red: www.comeandhear.com para su consulta y conservación. De acuerdo a la historia (que inicia en la década de los setentas del siglo XX con Arthur Koestler) el 95 % de los judíos actuales no son semitas, asunto muy obvio dada su devastación por los romanos, sino jázaros. Pero el problema no se suscita ni se resuelve en el terreno racial o en el terreno histórico solamente, sinoque, primordialmente, por el libro que tiene, entre otras perversiones, la pederastia aprobada y reglamentada: el Talmud que siendo fundamental al trasfondo del Concilio ni siquiera es mencionado durante el mismo. Es conservado desde el siglo primero en secreto, lo que impide que su satanismo obstaculice el actuar de los judíos en el Concilio. Lo tenemos por Internet tan solo a partir de 2003.

Califique usted ahora la veracidad del Concilio Vaticano II y sus judaizantes.


LO PROFETIZADO EN CURSO

Tras rectificar los aspectos históricos retomamos de Nuevo el Apocalipsis. La Biblia es el plano indispensable a la brújula direccional para dar seguimiento a los eventos que se suceden ya con velocidad de vértigo. Del capítulo XVII en adelante hay una figura llamada la Gran Ramera de Babilonia que se aposenta sobre muchas aguas, o naciones. Esta mujer va montada sobre una Bestia bermeja y está ebria con la sangre de los mártires. Se destaca su poderío económico mundial, y será destruida por Dios. La estatua de la libertad, una mujer, es la representación más usual de los EE. UU. La bestia bermeja (roja) describe al comu-nismo que está cada día más próximo a dominar, ahora sí, el mundo entero. Y sabemos los historiadores que el comunismo soviético, Stalin mismo era dirigido desde los EE.UU. por los grandes capitalistas judíos. Capitalistas que se rigen por el Talmud de Babilonia. Todo concuerda, y lo que destaca es el contraste entre los libros básicos con el sorprendente poder de aclararlo todo; al contradecir el Talmud de la Gran Ramera a la Sagrada Biblia de manera absoluta, fija la oposición entre la Sinagoga de Satanás y la Verdadera y tradicional Iglesia Católica. Por comparación, el Corán de Mahoma resulta manso y sorprendentemente cercano al cristianismo, al grado que el gran historiador Arnold Toynbee clasificaba al Islam como una herejía cristiana lo que lo hace “irrelevante por comparación”. Por el contrario, Biblia y Talmud son tan relevantes como lo son el blanco y el negro para la fotografía al dejar en medio la gama de grises en su totalidad. Esto nos recuerda los orígenes de ambos −de la pulpa de la madera sale el papel− en el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, del que comiera Eva, tenemos al libro de la Sinagoga, el Talmud; y el Árbol de la Vida para el libro de la Iglesia, La Sagrada Biblia de la Vida. Y es así, y lo hemos proclamado siempre, por estar La Biblia inspirada por el Espíritu Santo. Por consiguiente, es necesaria la comparación, ya que, en ellos, o entre ellos, se encuentra toda verdad y toda mentira en todos los órdenes del pensar humano. Y vemos también por qué se nos está imponiendo el Talmud: habiendo los primeros padres, Adán y Eva, elegido el Árbol del Mal, quedamos condenados a su conocimiento como elegimos, a beber de la copa del mal hasta el fondo, y los acontecimientos que se avecinan llegan para el cumplimiento exhaustivo de las profecías. Tremendo, sí. Y apocalíptico, sin duda.

A partir del capítulo XIII tenemos la descripción de los papas satánicos: “Y vi otra bestia que subía de la tierra; tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero y hablaba como un dragón.” (Apoc 13:11) El Cordero de Dios es Cristo, el papa como vicario es descriptible igualmente como cordero; pero este, o estos anunciados hablan como el Dragón, que es Satanás, el embustero (Juan 8:44).

La primera bestia que aparece en el capítulo XIII cuya herida mortal fue curada, concuerda con la nación judía que fue arrasada por los ejércitos de Roma, y reapareció en 1948 por acuerdo de ingleses y americanos. La confirmación por el Apocalipsis satisface plenamente, ya que el primer párrafo habla de un imagen:

“Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara e hiciera dar muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia. Y hace que, a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca: el nombre de la bestia o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es seiscientos sesenta y seis. (Apoc 13:15-18) 

Este 666 es el resultado de un cálculo aplicado a la “Estrella de David”, el hexagrama; dónde “el hombre” es obviamente David. Cuando se escribió el Apocalipsis a fines del siglo primero no existían nuestros números arábigos, ni números posicionales, que son substituidos para unidades, decenas y centenas por figuras geométricas completas: líneas 6; un hexágono (seis lados); y los seis triángulos de las puntas. Y todos sabemos que la Estrella de David es el símbolo y bandera del Estado de Israel. Todo se enlaza con absoluta precisión, cuando caemos en cuenta de que ya existe una imagen que garantiza el operativo necesario para imponer una sola forma para comerciar en un futuro próximo: el Internet. ¡Nomás hay uno! Al igual que el cordón umbilical para conservarnos con vida en el seno materno, el comercio mundial está cayendo en manos del Internet, y basta con imponer una condición de acceso para que, el que se niege a aceptarla, pueda ser despojado del acceso a la banca y a todos los servicios indispensables: salud, víveres y medicinas, información y empleos. Basta con recordar que los sistemas jurídicos incompatibles del Talmud y de la Biblia exigen la destrucción de uno de ellos; y que el reinado del Anticristo está a la vuelta de la esquina.


Visto así, el Sionismo no pretende quedarse dentro de los confines geográficos de un estado de Oriente Medio. No nació en sus confines, lo impuso la ONU en el mapa y sobre el mundo y ahora pretende abarcar el mundo entero con el Talmud. Su combate es contra Jesucristo y es a muerte, y el avance de sus victorias ha quedado a la luz con la suerte corrida por la Iglesia, y la destrucción de la fe en la mente y el corazón de millones. Jesús nos pregunta desde el Evangelio: "Cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿hallará aun fe sobre la faz de la tierra?"


Y le siguió otro ángel, el segundo, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia!; la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. Y el humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos; y no tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre.  Aquí está la perseverancia de los santos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apoc 14:8-12) 

¿Quién puede dudar de la precisión de la Biblia, o del momento en que lo descifrado aporta tal claridad?

Invocamos a San Miguel Arcángel en el nombre de Jesús, para que destruya las fuerzas de Satanás quebrantando el poder de la mentira.

¡Quien cómo Dios!